La profesión de comunicador en territorio azteca se ve amenazada más y más por la ola de violencia que azota la nación norteamericana. Sumergida cada vez más en un mar de droga, corrupción policial y política, además de los sustanciosos y comunes secuestros en dicho país.
A parte del daño que estos males por sí solos traen al pueblo mexicano (y no solo a este) arrastra una muchísimos casos de periodistas que en el oficio de su labor han visto su vida terminar, al denunciar en redes sociales o en los mismos medios.
Un derecho termina donde comienza el derecho de otra persona, sin embargo es una regla que parece no importar a los sicarios, narcos y políticos. El comunicador sigue en una guerra sin escudo ni armas contra los males que acarrean la sociedad mexicana como muchísimos casos ya conocidos.
La Sociedad Interamericana de Prensa ha ofrecido variedad de seminarios, información y datos sobre la ética periodística y la labor del mismo, sin embargo en los esfuerzos por corregir la problemática en México no han podido lograr cambios, más bien parece que con el tiempo el problema se agrava.
No es que crea que el caso de este país no tenga marcha atrás, con paciencia y con tinta las cosas pueden corregirse, el periodista no tiene que dejar su derecho a informar por casos extremos, el periodista tiene que luchar siempre por la verdad y el bien común no como un héroe o mártir, más bien como un verdadero comunicador.
Pero sí bien es cierto esto es una tarea dura para los reporteros mexicanos, se tiene que lograr de una y otra forma, la prensa mueve y pone personas en el poder, la situación tiene que mejorar, pero que mejore en México asegura que se evitaran los casos aislados en el resto de América Latina.
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